"¿Por qué insiste con eso?", protesta Carlos Lima (52) cuando se le pregunta una y otra vez cómo fue la noche del viernes 22 de octubre pasado cuando mató a balazos a dos de sus superiores: el capitán Alejandro Daniel García (39) y el primer oficial Juan Alfonso Pegasano (48).
Las dos víctimas, al igual que el segundo oficial Lucas
Discenza (32) -que se salvó de milagro-, eran parte de la tripulación
del buque petrolero Ayane. El barco estaba fondeado en la Rada de La
Plata, puerto al que entraría al día siguiente para cargar el
combustible que iba a llevar río arriba.
Nada de eso ocurrió porque, horas antes, Lima mató a García y Pegasano. Tras los crímenes, tiró el arma por la borda, tomó la radio del barco, llamó a Prefectura para confesar los crímenes y pidió que lo fueran a detener.
"El capitán y el primer oficial están muertos, los maté yo. Y me voy a entregar. Así que quiero que venga un guardacosta y me arreste, listo. Es tan sencillo como eso", fue el mensaje.
Preso desde entonces en la alcaidía de Prefectura (en Retiro).
Asegura que se arrepiente de lo que pasó pero lo dice sin emoción
aparente: "Usted es mujer y llorará. Yo no puedo deshacer lo que pasó. Ya lloré lo que tenía que llorar. ¿Qué quiere? ¿Que me ahorque?", replica.
La charla duró casi media hora. Comenzó en un tono amable aunque con el paso de las minutos y las preguntas fue subiendo de tono.