La inflación no tiene ancla
El periodista Maximiliano Montenegro, desde su canal de YouTube, analiza las alternativas que baraja el gobierno nacional para controlar la inflación que no da respiro.
El 7,7% de inflación en marzo que marcó el Indec, confirma la fuerte aceleración inflacionaria de 2023. La inflación está sin ancla. El programa con el FMI no es un plan antiinflacionario, es un plan para evitar una crisis total: un estallido cambiario que espiralice la inflación. Todos los meses se debe ajustar el tipo de cambio oficial a un ritmo cercano a la inflación, las tarifas regulados y todos los precios regulados.
Las presiones sobre el dólar libre de los últimos días se explica por varios factores. Primero, no se puede quedar muy atrasado respecto de la inflación. En el primer trimestre la inflación ya acumuló 21,/% y los dólares libres (el blue, el contado con liquidación y el dólar Bolsa) vienen con una suba menor. Además, el año pasado la inflación fue de 95% y el dólar libre subió (pese al salto de julio de 200 a 300 pesos) sólo 65%.
En segundo lugar, esta economía todavía tiene muchos pesos dando vuelta. No porque el Banco Central esté financiando directamente al Tesoro (sólo emitió $ 130.000 millones en lo que va del año, en línea con la meta con el FMI) sino porque con esta tasa de interés, el Banco Central tiene que pagar una montaña de intereses de las Leliqs a los bancos, que a su vez se dan vuelta y le pagan esa tasa a los depositantes para que no corran al dólar. Sólo en marzo, fueron $ 800.000 millones. Además, para comprar el dólar Soja 3 a 300 pesos el Banco Central hasta fines de mayo emitirá (neto de las ventas de dólares a importadores a 220 pesos que retiran pesos de circulación) poco más de 1 billón de pesos. Esos son pesos que presionarán, como ocurrió con el Soja 1 y 2, sobre los dólares libres y la inflación.
En tercer lugar, como las expectativas de inflación y devaluación están desatadas, en la campaña electoral inexorablemente habrá un proceso de dolarización de ahorros mayor.
En este contexto, el único plan posible para el Ministerio de Economía es conseguir la mayor cantidad de dólares posibles para acumular reservas en el Banco Central: a través del Soja 3, prestamos de organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, etc), China y eventualmente algún adelanto de desembolsos del FMI previsto para el año próximo. A la vez que tratarán de controlar la cotización de dólar libre en el sistema financiero local (dólar MEP o Bolsa) a través de la venta de bonos en dólares bajo legislación argentina (Bonares en manos de la Anses. Son unos U$S 5.000 millones a valor de mercado que podría permitirle al Gobierno evitar que ese dolar libre financiera suba más que la inflación, y amplie la brecha cambiaria con el dólar oficial. No significa que puedan evitar que el dólar libre suba, sino que lo haga a lo sumo en línea con la inflación. Por ejemplo, si la inflación es del 7% mensual hasta hasta agosto ese dólar libre no debería superar los 530/540 pesos. Si sube más, impulsará todavía más el proceso inflacionario, deberán subir todavía más la tasa de interés y le meterá más crisis al escenario actual.
Los datos de marzo muestran que el índice de precios al consumidor en los útimos 12 meses ya acumula 104,3%. Pero la inflación de alimentos en el Gran Buenos Aires, donde está el grueso de la base electoral del Gobierno ya supera el 110% anual. Una bomba electoral para el oficialismo.
Con estos datos, las proyecciones de inflación para el año se ubican entre 110 y 120% anual, con la economía cayendo por efecto de la sequía y la falta de dólares. Eso siempre que consigan dólares suficientes para llegar a agosto y evitar el peor escenario: un aumento mayor de los dólares libres (ampliación de la brecha cambiaria) y una devaluación brusca del dólar oficial que dispararía todavía más la inflación.